jueves, 13 de octubre de 2016

un comentario de Fray Rabieta



Si había algo que impacientaba a Fray Rabieta era cierta clase de monjas y más si se veía obligado a confesarlas—cosa que le ocurría a menudo, como el otro día. Esta sería de unos treinta y pico, monja típica del país, del paisaje católico de nuestros días.

  • Ave María purísima… ¿cuánto hace que no se confiesa?

  • Diez días.

  • Ajá, ¿y qué se le ofrece confesar hoy?

  • No lo sé. No estoy segura…

  • Bueno, pero escúcheme si no tiene pecados para confesar, aquí no tiene nada que hacer… esto no es un consultorio psicoanalítico ni cosa que se le parezca… Si no se quiere acusar de ningún pecado en particular, hágame el favor y deje que lo haga el que sigue en la fila ¿eh?

  • Se trata del Papa… me doy cuenta de que no lo amo como debería… y a veces me sorprendo pensando cosas feas de él…

  • No es la única, pero ¿cuál es su pecado?

  • Bueno… ya le dije… eso mismo… es más fuerte que yo, pero hay cosas de este Papa que no me gustan nada…

  • Bueno, hermana, no veo yo dónde está su pecado…

  • A veces incluso hablo más de él, delante de las otras hermanas…

  • A mí me pasa lo mismo que usted, pero eso no es ningún pecado. Es más: a veces es obligación.

  • ¡Obligación! Pero si al Papa lo eligió el Espíritu Santo… ¿quién soy yo para juzgarlo?

  • Ahora sí que se ha acusado de un pecado. Porque decir que a este pelafustán lo eligió el Espíritu Santo es un estupidez, y la estupidez es pecado, dice Santo Tomás. Pero aquí hay algo peor, usted lo está acusando al Espíritu Santo de haber elegido a este cachivache, como si la Tercera Persona de la Santísima Trinidad fuera, ¡oh, la blasfemia, que Dios me perdone!, estúpido.

  • No, no… no Padre, no diga cosas así.

  • Pero Ud. me está obligando, si continúa sosteniendo estupideces como esa… Y además insisto: la estupidez es pecado y decir que el Espíritu Santo eligió a este Papa—o a cualquier otro, para el caso—es suma estupidez y blasfemia contra el Espíritu Santo (lo que, según Cristo, no tiene perdón ni en este vida ni en la otra, fíjese lo grave que resulta ser todo esto).

  • Pero… pero… a mí me enseñaron eso…

  • Ya lo sé, y eso disminuye un tanto su responsabilidad… hasta hoy. Porque a partir de hoy, a partir del día en que se le hace saber que todo eso es una estupidez, que son patrañas clericales y mentiras agendadas, Ud. tiene la res-pon-sa-bi-li-dad de estudiar bien el asunto y verá entonces que es imposible que al Papa lo elija el Espíritu Santo ¿me entiende? Y si asi fuera, la historia de la Iglesia se transformaría en un aquelarre sin sentido… con los Papas que hemos tenido, ¡Dios mío! (aunque estoy de acuerdo con Ud.: este es particularmente malo, además de argentino, mama mía). Y si así fuera, San Pablo pecó gravemente al “resistirle en la cara” a San Pedro, cuando el Concilio de Antioquía… Lo cual sería otro disparate, fíjese si quiere…

  • Pero entonces, ¿quién gobierna la Iglesia ahora?

  • Este cachivache que no voy a nombrar siquiera… porque no se me antoja… Este palurdo que es el Papa. Y es el único Papa, no empecemos con las necedades de que ahora hay dos, uno emérito, y el otro contante y sonante, etc. etc… ¡Dios mío, fuera así y los sedevacantistas la tendrán realmente difícil! ¡Porque resultaría ser que no sólo la Sede no está vacante sino que par dessus le marché hay dos Papas, ja, ja!

  • Pero Benedicto abdicó por inspiración del Espíritu Santo…

  • ¡Ay hermana, cuántas estupideces les enseñan a repetir! A ver, ¿de dónde sacó esta nueva estupidez? ¿Quién le dije tamaña sandez?

  • No me acuerdo, pero lo leí en algún lado…

  • Bueno, leyó una verdadera tontería. La abdicación de Benedicto fue otra estupidez (y por eso mismo, un flor de pecado), y la elección de Francisco fue una estupidez mayor, cometida por la mayoría del colegio de cardenales que se destacan por ser príncipes… de la estulticia y que constituyen una verdadera maldición para la Iglesia Católica Romana que pasa por uno de los trances más oscuros de sus dos mil años de existencia por culpa de toda esta manga de… ¿qué diré yo?... de pelmazos. Porque la mayoría de todo estos ni siquiera son herejes, o apóstatas, o endemoniados (aunque algunos hay, no vaya a creer). Más bien se acomodan como Sánchez Sorongo, y no quieren renunciar a sus pequeños privilegios, sus burgueses costumbres, un derpa en la Vía de la Conciliazione y un auto con chofer… Pero son verdaderos estúpidos, y la estupidez es pecado, y pecado grave en el caso de quienes tienen responsabilidades muy de notar como esta gente… no querría yo estar en sus zapatos cuando el Juicio…

  • Bueno, Padre, creo haber entendido algo. ¿Me absuelve Ud.?

  • Sólo si se arrepiente y promete tratar de no repetir estupideces nunca más, de estudiar seriamente las cosas antes de pronunciarse y de intentar no ser otra monjita tontuela que abundan tanto en nuestro días y que constituyen la desesperación de sus atribulados confesores…

  • Lo prometo Padre, se lo prometo.

  • Pues ya la absuelvo de sus pecados. Vaya en paz ahora, y la próxima vez, tráigame pecados más tradicionales, pecados como los de antes…

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